sábado, 15 de mayo de 2010
Herman Bavink
N. el 13 de diciembre en Hogeveen (Drenthe, Holanda). Su padre, Jan Bavinck era pastor reformado de la Iglesia separada de la estatal en 1834. Estudió en el Seminario Teológico de su Iglesia en Kampen y en la Universidad de Leiden (Ph.D., 1880). Durante un año fue pastor de una congregación reformada en Franeker. El 10 de enero de 1883 fue nombrado profesor de dogmática en el Seminario Teológico de Kampen (1883). En 1902 pasó a formar parte de la facultad de la Universidad Libre de Amsterdam, en el puesto dejado vacante por A. Kuyper (v.).
Su teología, aunque profunda, es fácil de comprender, gira en torno a dos principios reguladores: Dios es el objeto de la teología. La Escritura es la fuente de la teología. “La religión, dijo, el temor de Dios, debe ser el elemento que inspire y anime toda investigación teológica. Debe se el latido de la ciencia. El teólogo es una persona que se atreve a hablar de Dios porque haba desde Dios y a través de él. Hacer teología es hacer una obra santa. Es una ministración sacerdotal en la casa del Señor. En sí misma en una servicio de adoración, la consagración de la mente y del corazón a la gloria de Su nombre.”
Introdujo el término inspiración orgánica, para explicar el fenómeno de la revelación divina en la Biblia, empleado por L. Berkhof (v.) en su sistema hermenéutico. Con él justificaba el elemento humano en la Escritura divina. Por otra parte, la Biblia no era para él un manual de doctrinas sistemáticamente codificadas, sino el instrumento que Dios Espíritu Santo utiliza para despertar a la fe y al nuevo nacimiento.
Em 1908 pronunció las Conferencias Stone en le Seminario Teológico de Princeton (EE.UU.). Su tema, la filosofía de la revelación, un intento de combinar el pensamiento de Agustín, Schleiermacher y Kant en la superior síntesis de la verdad cristiana. En filosofía fue un seguidor de Aristóteles, más de que de Platón, como era el caso de Kuyper (v.), pero por encima de todo fue un teólogo cristiano preocupado por la justa combinación entre ortodoxia formal y pietismo diluido. Su miedo convertirse en secta al cerrarse al pensamiento moderno. “No deberíamos ser una secta. No podemos quererlo, no podemos serlo, a menos que rechazemos el carácter absoluto de la verdad. Ciertamente el reino del cielo no es de este mundo; pero exige que todo lo que hay en el mundo le sirva”.
Con sus estudios sobre la teología de Calvino y de las confesiones de fe históricas contibuyó al renacimiento de la teología reformada en Holanda, aunque su influencia se dejó sentir en otros lugares también. Murió el 29 de julio de 1921.
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