Por la importancia del personaje, consideramos necesario ahora proporcionar información acerca de José Coffin Sánchez. De manera equivocada se le ha identificado como misionero norteamericano (Rivera Farfán, 2001:34), cuando fue mexicano, hijo de escocés (Joseph Coffin Deems) y tabasqueña (Tomasa Sánchez), y perteneciente a las primeras generaciones de protestantes en nuestro país.
A Coffin se debe la incorporación al presbiterianismo de varios núcleos evangélicos dispersos por la intrincada geografía chiapaneca. Tanto él como su esposa, Luz Otero, apoyaron el movimiento revolucionario de 1910. De su identificación con la insurrección contra la dictadura de Porfirio Díaz dejó claras muestras en la biografía que escribió del General Gutiérrez, un tabasqueño presbiteriano y revolucionario. Por su parte Luz Otero fue maestra de primaria y “doctrina en las iglesias que pastoreó su esposo… gran humanista que restañó heridas y dolores con su brigada de (la) Cruz Roja Tabasqueña de los que caían en las acciones de la Revolución maderista y después Constitucionalista” (Rosales Pérez, 1998:160). La extensa cita que sigue se justifica por el lugar que ocupa José Coffin como participante primordial en la difusión del evangelicalismo en Chiapas y como organizador de las células que por otras iniciativas espontáneas existían cuando él llegó a la entidad.
José Coffin, fiel siervo de nuestro Señor Jesucristo, era natural del estado de Tabasco en la región de La Chontalpa. Su padre era norteamericano de ascendencia escocesa (cuando los Estados Unidos del sur perdieron la guerra civil, saliendo triunfadores los Estados del Norte, él, el padre del hermano Coffin y otras personas salieron de su país para no volver jamás). La madre del citado hermano Coffin era originaria de Tabasco.
Fue educado desde niño en el Evangelio y ya de joven decidió dedicarse al ministerio. Ingresó al Seminario Presbiteriano que para ese tiempo se había cambiado a Coyoacán, México, D.F. Se graduó en la primera generación que salió de allí en el año 1904, cuando aún era estudiante seminarista prestó sus servicios a la Iglesia presbiteriana de Veracruz, porque en el Seminario los estudiantes eran enviados como colportores a las diferentes regiones del país. También al hermano José Coffin en ese tiempo le toco salir por Jalpan, Coatepec, Xico, Teocelo y Huatusco.
En Teocelo un fanático lo iba a asesinar, pero escapó el hermano Coffin milagrosamente. Al salir del Seminario ya graduado le tocó pastorear en la iglesia de Veracruz, Ver., en la cual desarrolló un intenso programa de trabajo evangelístico. En ese tiempo la iglesia de Veracruz fue una de las primeras en todo sentido. Ya siendo pastor ordenado en compañía del misionero N. J. Elliot y del señor J. Miraval Lausan, establecieron la obra médica que duró varios años dando buenos frutos.
La iglesia tenía una escuela en Paraíso, Tabasco, y ya estando casado con la profesora Luz Otero, a los esposos Coffin les fue encomendada dicha escuela que atendieron durante algunos años. Este mismo hermano fue fundador en Tabasco de la Cruz Roja en tiempos de la Revolución. Su obra evangelística fue grande. Más tarde trabajó en Chiapas.
A su trabajo él le llamaba ruralismo y tenía razón, pues como pionero en Chiapas hacía recorridos en todo el estado a pie y algunas veces a caballo. Su campo de acción fue bastante extenso, teniendo que trabajar mucho para poder atender ese campo, pues allí los ministros escaseaban. Su obra principal consistió en saber aprovechar a los laicos de preferencia en Chiapas en donde atendía muchas congregaciones formadas por él con personas que él mismo preparaba de las mismas congregaciones. El era un visitador incansable e instructor, además de buen teólogo (Esponda, 1986:165-166). Fue el primer presidente de la Asamblea General (1947), órgano máximo de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (Tijerina González, 1993:73)
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