La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No
se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)
ESTAS palabras forman parte de la conversación más cariñosa y
conmovedora que Cristo tuvo con sus discípulos la misma noche que
fue traicionado, sabiendo que iba a ser crucificado el día siguiente. La
conversación comienza con el verso 31 del capítulo 13, y continua hasta
el final del capítulo 16. Cristo comienza su discurso después de hablarles
acerca de su partida, después de haber instituido y administrado el
sacramento de la cena, y después de que Judas se hubiera ido, y ningún
otro quedara sino sus verdaderos y fieles discípulos, a los cuales él
ahora se dirige como a sus queridos hijos. Esta fue la última
conversación que Cristo tuvo con ellos antes de su muerte. Como se
trataba de su discurso de despedida y como también se trataba de su
postrer discurso, por ello entre muchos relatos es el más notable de los
que están registrados en nuestras Biblias.
Es evidente que esta conversación causó una profunda impresión en las
mentes de los discípulos y suponemos que también lo fue de una
manera muy especial en la mente de Juan su discípulo amado, cuyo
corazón estaba especialmente lleno de amor por él, y quien había
estado reposando en su pecho. En esta conversación Cristo les había
dicho a sus queridos discípulos que partía, lo que les llenó de tristeza y
pesadumbre. Las palabras de este texto son dadas para consolarles y
para aliviar su tristeza, les confirma con la promesa de la paz que les
dejará y que tendrán en él y con él cuando se haya ido.
Esta promesa se la entrega en tres expresiones enfáticas que se ilustran
las unas a las otras. "Paz os dejo. 77 " Lo que es lo mismo que decir,
aunque yo me voy, sin embargo no me llevaré el consuelo conmigo.
Mientras he estado con vosotros he sido vuestro apoyo y consuelo y
vosotros habeis tenido paz en mi en medio de las pérdidas que habéis
sufrido, y los problemas con los que habéis tropezado en esta perversa
generación. Esta paz no me la llevaré de vosotros, sino que la dejaré
con vosotros como una posesión más completa.
"Mi paz os doy." Cuando Cristo lo llama su paz, quiere decir dos cosas:
1. Que era suya propia, y que la tenía para darla. Era el peculiar
beneficio que él tenía para otorgárselo a sus hijos, ahora estaba a
punto de dejar el mundo es decir en su presencia humana. No tenía
ni plata ni oro, pues, mientras en cuanto a patrimonio de humillación
era pobre. “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos;
mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.” Lucas
9:58. El no tenía patrimonio terrenal que dejar a sus discípulos que
eran como su familia, pero si tenía paz para darles.
2. Era su paz lo que les dio, ya que era la misma clase de paz que el
mismo disfrutaba. La misma excelente y divina paz que él siempre
tuvo en Dios, y que estaba a punto de recibir en su estado exaltado,
en una más inmensa y amplísima perfección y plenitud, pues la
felicidad que Cristo da a su gente es una participación de su propia
felicidad, conforme al capítulo 15: 11. "Estas cosas os he hablado,
para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” Y
en su oración con sus discípulos al concluir su discurso, capítulo
17:13. “Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que
tengan mi gozo cumplido en sí mismos.” Y verso 22. " La gloria que
me diste, yo les he dado.”
Cristo aquí hace alusión a hombres que hacen su testamento antes de
morir. Cuando los padres van a abandonar a sus hijos tras su muerte
quieren dejarles en sus últimas voluntades y testamento su patrimonio,
ese mismo patrimonio que ellos han tenido y disfrutado. Así sucedió
también con Cristo con respecto a la paz que dio a sus discípulos cuando
estaba a punto de dejar este mundo, sólo con esta diferencia, los padres
terrenales cuando mueren, a pesar de que dejan a sus hijos el mismo
patrimonio que ellos mismos disfrutaron hasta ese momento, sin
embargo cuando sus hijos toman plena posesión de este patrimonio los
padres no lo disfrutan ya más, los padres no lo disfrutan con sus hijos.
El tiempo de la posesión completa de padres e hijos no es juntos.
Mientras que con respecto a la paz de Cristo él no solamente la poseía
antes de su muerte, cuando se la legaba a sus discípulos, sino también
más tarde de forma más completa, ya que fueron recibidos para
poseerla con él.
La tercera y última expresión es: “yo no os la doy como el mundo la da.”
78 " Lo que es lo mismo que decir, mis dones y legados, ahora que voy
a dejar este mundo, no son como los de los que los grandes hombres y
los ricos del mundo suelen dejar a sus herederos cuando mueren. Ellos
legan a sus hijos sus posesiones terrenales, estas pueden ser inmensos
tesoros de plata y oro, e incluso a veces un reino terrenal, pero lo que
yo os doy es mi paz, algo enormemente diferente de lo que ellos suelen
dejar y que no se puede obtener ni con todo lo que ellos pueden
conceder, o sus hijos puedan heredar de ellos.
DOCTRINA
La paz que Cristo, cuando murió, dejó como legado a todos sus
verdaderos santos es muy diferente de todas esas cosas que los
hombres de este mundo cuando mueren conceden a sus hijos.
I. Cristo en su muerte hizo nuevas las bendiciones del nuevo pacto para
los creyentes, como si estuviesen en unas últimas voluntades o en un
testamento.
II. Una gran bendición que Cristo hizo nueva para los creyentes en su
testamento fue su paz.
III. Este legado de Cristo es extremadamente diferente de todos los que
los hombres de este mundo puedan dejar a sus hijos cuando ellos
mueran.
I. Cristo con su muerte hizo nuevas las bendiciones del nuevo pacto
para los creyentes, como si estuvieran en las últimas voluntades o en un
testamento.
El nuevo pacto es representado por el apóstol como las últimas
voluntades y testamento de Cristo. Hebreos 9:15-16 “Así que, por eso
es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la
remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los
llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
9:16 Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte
del testador.” Lo que los hombres transmiten con sus últimas voluntades
o testamento, es su propia propiedad. Por eso Cristo en el nuevo pacto
transmite a los creyentes su propia herencia. En la medida en que son
capaces de poseerla y disfrutar de ella tienen esa vida eterna que se les
a dado en su medida, vida eterna que Cristo mismo también posee.
Viven en él, y con él, y por una participación de su vida. Porque él vive
ellos también viven. Heredan su reino; el mismo reino que el Padre le
designó. Lucas 22:29. “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me
lo asignó a mí.” Reinarán en su trono, Apocalipsis 3:21. Se les dará su
gloria, Juan 17. Y porque todas las cosas son de Cristo, por ello en
Cristo todas las cosas son de los santos, 1ª Corintios 3:21-22.
Los hombres en sus últimas voluntades o testamentos comúnmente dan
sus propiedades a sus hijos, por eso los creyentes son representados en
las Escrituras como hijos de Cristo. Hebreos 2:13. “Y otra vez: Yo
confiaré en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.” Los
hombres normalmente escriben sus últimas voluntades un poco antes
de su muerte, así hizo Cristo la noche antes del día de su crucifixión, de
una manera muy especial y solemne hizo nuevas las bendiciones y
confirmó a sus discípulos las bendiciones del nuevo pacto, en esa
conversación de la cual mi texto es una parte. Las promesas del nuevo
pacto nunca fueron tan particularmente expresadas y tan solemnemente
dadas por Cristo en todo el tiempo que estuvo en la tierra como en su
conversación. Cristo les promete mansiones en la casa de su Padre,
capítulo 16:1,2,3. Aquí él les promete todo tipo de bendiciones que
puedan necesitar y pidan en su nombre. Capítulo 15:7, 14:23-24. Aquí
de una manera más solemne y completa que en cualquier otro sitio
emite y confirma la promesa del Espíritu Santo, la cual es la suma de las
bendiciones del pacto de la gracia. Capítulo 14:18, 17:26, 15:25, 16:7,
15:25. 16:7. Les promete el favor y la misericordiosa presencia de su
padre y la suya propia. Capítulo 14:18, 19:20:21. Les promete paz,
como en el texto. Les promete su gozo. Capítulo 15:11. Promete gracia
que produzca frutos santos. Capítulo 15:16, y victoria sobre el mundo,
Capítulo 16:33. Y claro está que no parece haber en ningún otro sitio en
toda la Biblia una edición tan detallada y completa del pacto de gracia
como en esta postrera conversación de Cristo con sus once verdaderos
discípulos.
Este pacto entre Cristo y sus hijos es como las últimas voluntades o
testamento también en este sentido, que se hace efectivo y se ha
buscado la forma de ejecutarlo, y no hay otra forma más que a través
de su muerte. Como el apóstol observa, así es también entre los
hombres a través de un testamento o últimas voluntades, “Porque el
testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto
que el testador vive.” Hebreos 9:17. Pues aunque el pacto de la gracia
estaba vigente antes de la muerte de Cristo, sin embargo no estaba
vigente de otro modo que a través de su muerte; de modo que su
muerte entonces prácticamente intervino” siendo ya asumida y
comprometida. Como los herederos de un hombre adquieren los legados
que heredan únicamente a través de la muerte del testador, así los
hombres no pueden adquirir la herencia espiritual y eterna sino a través
de la muerte de Cristo. Si no hubiera sido por la muerte de Cristo nunca
la podrían haber adquirido.
II. Una gran bendición que Cristo en su testamento ha legado a sus
verdaderos seguidores es su paz. Aquí hay dos cosas que yo observaría
particularmente: Que Cristo ha legado a los creyentes verdadera paz, y
que la paz que les ha dado es su paz.
1. Nuestro Señor Jesucristo ha legado verdadera paz y consuelo a sus
seguidores. Cristo es llamado Príncipe de paz. Isaías 9:6. Y cuando
nació en este mundo, los ángeles en esa feliz y maravillosa ocasión
cantaron, Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra. Porque de
esa paz que él procurará y legará a los hijos de los hombres es
especialmente el beneficio del que habla este texto. Este Cristo ha
provisto para sus seguidores, y ha puesto fundamentos para poder
disfrutar de ello, en esto él ha procurado para ellos las otras dos
cosas: Paz con Dios, y paz los unos con los otros. El ha provisto para
ellos paz y reconciliación con Dios y su favor y amistad, en esto se
satisfizo por sus pecados y estableció fundamentos para la perfecta
eliminación de la culpa del pecado, y el perdón de todas sus
transgresiones, alcanzó para ellos una perfecta y gloriosa justicia
aceptable ante Dios y suficiente para recomendarles para la
aceptación completa de Dios, para la adopción como hijos y para los
eternos frutos de su paternal favor.
Por estos medios los verdaderos santos son llevados a un estado de
libertad de condenación y de todas las maldiciones de la ley de Dios.
Romanos 8:34 “¿Quién es el que condenará?.” Y por estos medios
son salvos de ese terrible y eterno sufrimiento al cual están por
naturaleza expuestos, y son puestos en alto fuera del alcance de sus
enemigos, para que las puertas del infierno y poderes de la oscuridad
nunca puedan destruirlos, ni tampoco puedan los hombres malvados
aunque los persigan, incluso les hieran. Romanos 8:31 “Si Dios es
por nosotros, ¿quién contra nosotros?.” Números 23:8 “¿Por qué
maldeciré yo al que Dios no maldijo?.” Verso 23 “Porque contra Jacob
no hay agüero,, Ni adivinación contra Israel.” Por medio de esto están
fuera del alcance de la muerte, Juan 6:4 , 9:50-51 “Este es el pan
que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.”. Por
medio de lo cual la muerte con respecto a ellos ha perdido su
aguijón, y no es digna ya del nombre de muerte. 1ª Corintios 15:55
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?.” Por estos medios no tienen
necesidad de estar temerosos del día del juicio, cuando los cielos y la
tierra serán disueltos. Salmo 46: 1-2." 1 Dios es nuestro amparo y
fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 46:2 Por tanto,
no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los
montes al corazón del mar;" Sí, un verdadero santo tiene razones
para descansar en la seguridad de que nada le puede separar del
amor de Dios. Romanos 8:38-39.
Por tanto el que está en Cristo está en un refugio seguro a salvo de
cualquier cosa que pudiera perturbarle, Isaías 32:2 " Y será aquel
varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el
turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra
de gran peñasco en tierra calurosa.” Y por consiguiente los que
moran en Cristo tienen esa promesa cumplida para ellos, que
tenemos en el versículo 18 de ese mismo capítulo" Y mi pueblo
habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de
reposo.”
Y los verdaderos seguidores de Cristo están arraigados no sólo en
descanso y paz de alma por razón de su protección contra el
malvado, sino por su título asegurado y por la seguridad de su gozo
de todo lo bueno que ellos necesitan, en vida, en muerte y por toda
la eternidad. Están sobre un fundamento seguro para la felicidad, han
sido establecidos sobre una roca que no puede ser removida nunca, y
tienen una fuente que es suficiente, y que no se agota nunca. El
pacto está ordenado en todas las cosas y es seguro, y Dios ha
aprobado su palabra y juramento, 79 " para que por dos cosas
inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un
fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la
esperanza puesta delante de nosotros.” El infinito Jehová se ha
convertido en su Dios, que puede hacer todo por ellos. El es su
porción y tiene una infinita plenitud de bondad en sí mismo. "El es su
escudo y su rebosante gran recompensa.” 80 Un gran bien les es
hecho nuevo para ellos, más de lo que pueden desear o concebir y es
hecho tan cierto como puedan desear. Por tanto tienen razones para
hacer descansar sus corazones y tener paz en sus mentes.
Además, el ha legado paz a las almas de su pueblo pues ha provisto
para ellos y ha hecho nuevo para ellos el espíritu de gracia y
verdadera santidad, el cual tiene una tendencia natural a la paz y
tranquilidad del alma. 91 Ello implica un descubrimiento y deleite de
un bien apropiado y suficiente. Trae a las personas hacia una visión
de divina belleza y a un deleite de ese bien que es la verdadera
felicidad del hombre y también trae al alma a su verdadero centro. El
alma por este medio es llevada a descansar y cesa de inquirir
inquietantemente como otros hacen,¿ quién nos mostrará algún
bien?. Y cesa de vagar de un lado a otro como una oveja perdida
buscando descanso y no encontrando ninguno.
El alma le encuentra a él que es el manzano entre los árboles del
bosque y se sienta bajo la sombra con gran deleite, y su fruta es
dulce a su paladar. Cantares 2:2 De este modo las palabras de Cristo
se cumplen, Juan 4:14 " mas el que bebiere del agua que yo le daré,
no tendrá sed jamás.” Y además la verdadera gracia tiende por
naturaleza hacia la paz y tranquilidad, ya que asienta las cosas en el
alma en el orden debido, coloca a la razón en el trono y somete los
sentidos y afectos que antes estuvieron más altos, a su gobierno. La
Gracia tiende a la serenidad ya que humilla los tumultuosos deseos y
pasiones, somete los ansiosos e insaciables apetitos de la naturaleza
sensual y la codicia por las vanidades del mundo. Humilla principios
tales como el odio, discrepancias, emulación, ira, envidias y otras
parecidas, que son una fuente continua de desasosiego y
perturbación, y provee esos principios agradables, suaves y
tranquilizadores, de humildad, sumisión, resignación paciencia,
gentileza, perdón y dulce dependencia en Dios. También tiende a la
paz, y sujeta el objetivo del alma a un cierto fin, para que el alma ya
no sea distraída y arrastrada a la búsqueda de otros propósitos
contrarios y a obtener porciones opuestas, o buscar muchos
maestros de deseos y órdenes contrarias a los que servir, sino que el
corazón está fijo en la elección de un seguro y suficiente e
indefectible bien y el objetivo del alma es esto, y espera en ello, es
como un ancla que se mantiene firme para que no sea llevado de
aquí para allá por cualquier viento.
2. Esta paz que Cristo ha dejado como su legado a sus verdaderos
seguidores, es su paz, es la paz que el mismo disfruta. Esta es la
principal intención que yo considero se quiere transmitir con esta
expresión. Es la paz que él disfrutó cuando estaba en la tierra, en su
estado de humillación, aunque él fue un hombre de dolores,
conocedor de profundas penas, y fue odiado en todas partes y
perseguido por los hombres y demonios y no tuvo lugar de descanso
en este mundo, sin embargo en Dios, su Padre, él tuvo paz. Leemos
de su júbilo en el espíritu en Lucas 10:21. Así es que los verdaderos
discípulos de Cristo, a pesar de que en este mundo tienen tribulación,
sin embargo en Dios tienen paz.
Cuando Cristo hubo terminado su trabajo y sus sufrimientos, resucitó
de los muertos y ascendió al cielo y entró en su descanso. Un estado
de mayor bendición, perfecta y perenne paz, entregada por sus
propios sufrimientos por la imputación de nuestra culpa, absuelta y
justificada por el Padre en su resurrección. Habiendo obtenido una
victoria perfecta sobre todos sus enemigos ha recibido de su Padre en
el cielo el descanso que había preparado para él, para disfrutar del
deseo total y completo de su corazón por toda la eternidad. Y
después tenemos esas palabras en los seis primeros versículos del
salmo 21, que se han cumplido respecto a Cristo. Esta paz y
descanso del Mesías es excelentemente gloriosa. Isaías 11:10 " y su
habitación será gloriosa." Este descanso es lo que Cristo ha provisto,
no solo para si mismo, sino también para su gente por su muerte, y
él se lo ha legado a ellos para que lo disfruten con él,
imperfectamente en este mundo y de forma perfecta y eterna en otro
mundo.
Esa paz que ha sido descrita y que los creyentes disfrutan, es una
participación de la paz que su glorioso Señor y Maestro disfruta por
virtud de la misma sangre por la cual Cristo mismo ha entrado en el
reposo. Es en una participación de la misma justificación por la que
los creyentes son justificados con Cristo. Como él fue justificado
cuando resucitó de los muertos, y como él fue liberado de nuestra
culpa la cual él tenía como nuestra garantía, del mismo modo los
creyentes son justificados en él y por él, siendo aceptados por Dios
en la misma justificación. Es a través del favor del mismo Dios y
Padre celestial que ellos disfrutan de paz. " Subo á mi Padre y á
vuestro Padre, á mi Dios y á vuestro Dios.” Es en una participación
del mismo Espíritu como los creyentes tienen el Espíritu de Cristo. A
él se le dio el Espíritu y no por medida, y de su plenitud reciben
todos, y gracia sobre gracia. Como el aceite derramado sobre la
cabeza de Aaron cayó sobre los bordes de su ropa, así el Espíritu
derramado en Cristo, la cabeza, desciende sobre todos sus
miembros. Es a través de la participación de la misma gracia del
Espíritu que los creyentes disfrutan de esta paz, Juan 1:16.
Es como estar unido a Cristo, y vivir por una participación de su vida,
como una rama viva por la vida de la viña. Es como tomar parte del
mismo amor de Dios, Juan 17:26. " para que el amor con que me has
amado, esté en ellos, y yo en ellos." Es como tener una parte con él
en su victoria sobre los mismos enemigos y también como tener una
participación de la misma clase de descanso y paz eternos. Efesios
2:5-6 “Efesios 2:5-6 “aun estando nosotros muertos en pecados, nos
dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” 6 “y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús.”
III. Este legado de Cristo a sus verdaderos discípulos es muy
diferente del que los hombres de este mundo jamás puedan dejar a
sus hijos cuando mueran. Los hombres de este mundo, muchos de
ellos cuando mueren, tienen grandes bienes que legar a sus hijos,
una abundancia de las cosas buenas de este mundo, inmensas
extensiones de tierra, quizás en terreno fructífero cubierto de
rebaños y manadas. A veces dejan a sus hijos majestuosas
mansiones e inmensos tesoros de plata, oro, joyas y cosas preciosas
traídas tanto de las Indias como de todas partes de la tierra. Les
dejan en tal situación de magnificencia en la vida, que pueden hacer
alarde entre los hombres de vivir suntuosamente y nadar en placeres
mundanos. Algunos tienen coronas, cetros, palacios y grandes
monarquías que pueden dejar a sus herederos, pero ninguna de
estas cosas se pueden comparar a la bendita paz de Cristo que ha
sido legada a sus seguidores. Estas cosas son las que Dios
comúnmente en su providencia da a sus peores enemigos, a los
cuales él detesta y menosprecia más. Pero la paz de Cristo es un
precioso bien que el reserva para sus peculiares favoritos. Estas
cosas materiales, incluso las mejores de ellas, que los hombres y los
príncipes del mundo dejan a sus hijos, son cosas que Dios en su
providencia arroja a aquellos a los que considera como perros, pero
la paz de Cristo es el pan de sus hijos.
Todas estas cosas terrenales no son más que sombras vacías, que
aunque los hombres ponen sus corazones en ellas, no son pan, y
nunca pueden satisfacer sus almas, pero esta paz de Cristo es un
alimento sustancial que verdaderamente llena. Isaías 55:2. Ninguna
de esas cosas si los hombres las tienen para su provecho e incluso en
gran abundancia, pueden dar verdadera paz y descanso al alma,
como es abundantemente manifiesto no sólo con la razón, sino
también con la experiencia. Siendo evidente a lo largo de todos los
tiempos, que quienes poseen la mayoría de estas cosas tienen menos
serenidad de mente. Es cierto, puede haber una cierta clase de
tranquilidad, una falsa paz en el disfrute de las cosas materiales, los
hombres pueden pueden bendecir sus almas y pensar que son las
únicas personas felices y menospreciar a los demás, pueden decir a
sus almas como el hombre rico hizo: Lucas 12:19 “ y diré a mi alma:
Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate,
come, bebe, regocíjate." Pero la paz de Cristo, que él da a sus
verdaderos seguidores, difiere de la paz que los hombres tienen en
sus disfrutes del mundo en los siguientes aspectos:
1. La paz de Cristo es una paz razonable y descanso del alma, tiene su
fundamento en la luz y en el conocimiento, en los ejercicios propios
de la razón, y en una visión correcta de las cosas. Mientras que la
paz del mundo está fundada en la ceguera y en la vana ilusión o
engaño. La paz que la gente de Cristo tiene, emerge de tener los ojos
abiertos y ver las cosas tal y como son. Cuanto más lo consideran y
más conocen de la verdad y de la realidad de las cosas también
conocen más lo que es verdad en lo que concierne a ellos mismos, el
estado y condición en la que están. Cuanto más conocen de Dios, y
de su manera de ser, también están más seguros de la existencia de
otro mundo y de un juicio venidero, así como de la verdad acerca de
las amenazas y promesas de Dios. Cuanto más despiertas e
iluminadas están sus conciencias y cuanto más luminosas y más
ansiosas de la búsqueda de luz, más se establece su paz. Mientras
que por el contrario, la paz que los hombres del mundo tienen de sus
disfrutes materiales no puede subsistir más que continuando en su
ignorancia. Deben estar con los ojos vendados y engañados, de otro
modo no pueden tener paz. Dejemos pues que la luz entre en sus
conciencias para que puedan conocer acerca de si mismos y ver lo
que son, y en qué circunstancias están, y esto inmediatamente
destruirá toda su tranquilidad y comodidad.
Su paz no puede sobrevivir si no es en la oscuridad, la luz cambia
toda su calma en tormento. Cuanto más conocen acerca de lo que es
cierto concerniente a Dios y concerniente a ellos mismos, más
sensibles estarán a los verdaderos placeres que poseen y más
sensibles estarán acerca de cómo son ahora las cosas y acerca de
cómo serán las cosas en lo sucesivo y aún más se tornará su calma
en tormenta. La paz del hombre de este mundo no puede
mantenerse si no es evitando la consideración y reflexión. Si se
permite a si mismo pensar y ejercitar debidamente la razón esto
destruye su calma y comodidad. Si el mismo establece su propia paz
carnal también le concierne a él poner luz en su mente y dar media
vuelta tan rápido como pueda.
La facultad de la razón, si somos libres, es un enemigo mortal para
su paz. Depende de él que su paz siga viva, dejar estupefacta su
mente y engañarse a si mismo e imaginar que las cosas son de otro
modo a como en realidad son. Pero con respecto a la paz que Cristo
da, la razón es un gran amigo. Cuanto más se ejercita esta facultad,
más se afianzará. Cuanto más ven y consideran ellos las cosas con
verdad y exactitud, más firme es su consuelo y su alegría. ¡Cuán
inmensa es la diferencia entre la paz de un Cristiano y la de uno del
mundo!
¡Cuán desdichados son los que no pueden disfrutar de paz de otro
modo que escondiendo sus ojos de la luz, y confinándose a sí mismos
a la oscuridad. Su paz es estupidez, es como la calma que tiene un
hombre que ha tomado una dosis de veneno pasmoso, la calma y
placer que un hombre ebrio puede tener dentro de una casa ardiendo
sobre su cabeza, o el gozo de un hombre distraído pensando que es
un rey, aunque es un infeliz confinado en un psiquiátrico! Por el
contrario, la paz que Cristo da a sus verdaderos seguidores es la luz
de la vida, un poco de la serenidad del cielo, la paz del paraíso
celestial que tiene la gloria de Dios para iluminarla.
2. La paz de Cristo es una paz virtuosa y santa. La paz que los
hombres disfrutan en el mundo es viciosa, es vil, deprava y envilece
la mente, hace a los hombres brutos. Pero la paz que los santos
disfrutan en Cristo no es sólo su tranquilidad, sino una parte de su
belleza y dignidad. La serenidad cristiana, descanso y gozo de los
verdaderos santos no son únicamente privilegios indescriptibles, sino
también virtudes y gracias del Espíritu de Dios que son una parte de
su imagen. Esta paz tiene su fuente en aquellos principios que son en
el grado más alto virtuosos y afables, tales como la pobreza de
espíritu, resignación santa, confianza en Dios, amor divino,
mansedumbre y caridad, el ejercitar de los benditos frutos del
Espíritu, Gálatas versos 22, 23.
3. Esta paz difiere enormemente de la que es disfrutada por los
hombres del mundo con respecto a su exquisita dulzura. Es una paz
tan superior a la que los hombres naturales disfrutan en los bienes
materiales que sobrepasa su entendimiento y nociones. Filipenses
4:7. Es exquisitamente dulce y segura porque tiene un fundamento
tan firme, la roca eterna que nunca puede ser movida. Porque encaja
perfectamente con la razón, pues emerge de principios divinos y
santos, que como son la virtud así son ellos.
La verdadera felicidad de los hombres, y por la grandeza del buen
objetivo que los santos disfrutan, no es otra que la munificencia y
plenitud de ese Dios que es la fuente de todo bien. La plenitud y
perfección de esa provisión es hecha en Cristo y con el nuevo pacto.
Es un fundamento establecido para la perfecta paz de los santos y
que de aquí en adelante deberían realmente disfrutar, y aunque su
paz no es perfecta ahora, no es debida a ningún defecto en la
provisión que se ha hecho sino en la propia imperfección de ellos y a
su oscuridad. Y como todavía en parte se aferran al mundo y buscan
de ahí la paz, y no se aferran de manera perfecta a Cristo, se
encierran cuanto más hacen esto. Y cuanto más ven la provisión que
se ha hecho y la aceptan y se aferran únicamente a ella, más cerca
serán traídos hacia la perfecta serenidad, Isaías 26:5.
4. La paz del cristiano difiere infinitamente de la de los del mundo en
que es indefectible y eterna. La paz que los hombres carnales tienen
en las cosas del mundo es conforme al fundamento sobre el que está
construida, de corta continuidad, como la comodidad de un sueño. 1ª
de Juan 2; 1ª Corintios 7:31. Estas cosas, las mejores y más
duraderas de ellas, son como burbujas en la superficie del agua, se
desvanecen en un momento. Oseas 10:7. Pero el fundamento de la
paz del Cristiano es eterno, que ni el tiempo ni ningún cambio
pueden destruir. Permanecerá cuando el cuerpo muera, permanecerá
cuando las montañas se muevan y cuando las colinas sean
removidas, y cuando los cielos sean enrollados como un rollo de
pergamino. La fuente de su consuelo no disminuirá, y las corrientes
nunca se secarán. Su consuelo y alegría es un manantial vivo en el
alma, un pozo de agua brotando para vida eterna.
APLICACIÓN
El uso que yo haría de esta doctrina es mejorarla como un incentivo
para renunciar al mundo, no buscando ya más la paz y descanso de sus
vanidades y aferrándonos a Cristo y siguiendo le. Felicidad y descanso
es lo que todos los hombres persiguen, pero las cosas de este mundo
donde la mayoría de los hombres las buscan nunca se las pueden
facilitar. Están trabajando y desgastándose a sí mismos en vano. Pero
Cristo os invita a venir a él, y os ofrece su paz, la cual da a sus
verdaderos seguidores, y excede a todo lo que el mundo pueda ofrecer.
Isaías 55:2-3.
Vosotros que habéis pasado el tiempo hasta la fecha en busca de la
satisfacción en las ganancias o en la gloria del mundo, o en los placeres
y vanidades de la juventud, en este día se os ofrece la excelente y
eterna paz y bendición que Cristo ha comprado con el precio de su
propia sangre. Durante el tiempo que continuéis rechazando estos
ofrecimientos e invitaciones de Cristo, y continuéis estando en la
condición de estar sin Cristo, nunca disfrutareis de una verdadera paz y
consuelo, sino que seréis como el hijo pródigo, que en vano se esforzaba
en saciarse con la farfolla que comían los cerdos.
La ira de Dios y la aflicción es lo que te espera, de los cuales no podrás
escapar. Cristo da paz al más pecador y miserable que viene a él. Sana
aquellos que tienen los corazones desgarrados y venda sus heridas.
Pero es imposible que tengan paz mientras continúan en sus pecados.
Isaías 57:19,20, 21. No hay paz entre Dios y ellos, dado que tienen la
culpa del pecado que permanece en sus almas, y están bajo su dominio,
por ello la indignación de Dios pesa sobre ellos y por tanto trabajan con
penalidades todos sus días.
Mientras vosotros continuéis en tal estado vivís en una espantosa
incertidumbre acerca de lo qué será de vosotros y en un continuo
peligro, mientras estéis disfrutando de las cosas que más os agradan y
que se adecuan más a los deseos de vuestro corazón y que son las que
más se disfrutan, sin embargo os encontráis al filo de la condenación.
Colgáis del foso infernal, con la espada de la divina venganza colgando
sobre vuestra cabeza, no teniendo seguridad ni un momento de la
completa e irremediable destrucción. ¿Qué paz razonable puede nadie
disfrutar en tal estado, aunque le vistas de un maravilloso atavío, o le
coloques en un trono o lo sientes a la mesa de un príncipe y le alimentes
con las más excepcionales exquisiteces que se puedan conseguir en la
vida? ¡Cuan mísera es la calma y alegría que ellos tienen! ¡ Que pobre
clase de comodidad y gozo es la que tienen en su riqueza y en sus
placeres del momento, mientras son los prisioneros de la justicia divina,
y desdichados cautivos del diablo.! ¡No hay nadie que haga amistad con
ellos estando sin Cristo, extranjeros de la mancomunidad de Israel,
forasteros del pacto de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el
mundo!
Os invito ahora a tener una porción mejor, hay cosas mejores que se
han provisto para los pecadores y miserables hijos de los hombres. Hay
un consuelo más seguro y una paz más duradera, consuelo que podéis
disfrutar en un estado de seguridad, y sobre un fundamento seguro.
Una paz y un descanso que podéis disfrutar con la razón, y con los ojos
abiertos. Vuestros pecados pueden ser perdonados, vuestras mayores y
más graves transgresiones pueden ser borradas como una nube,
enterradas como si se encontraran en las profundidades del mar, de
modo que jamás puedan ser encontradas y no sólo siendo perdonadas
sino aceptadas para congraciaros y llegar a ser el objeto del deleite y
complacencia de Dios. Siendo admitidos a la familia de Dios y siendo
hechos sus hijos podéis tener clara evidencia de que vuestros nombres
están escritos en el corazón de Cristo desde antes de la fundación del
mundo, y que tenéis participación en el pacto de gracia que está bien
ordenado en todas las cosas y seguro, donde se promete nada menos
que vida e inmortalidad, una herencia incorruptible e improfanable, una
corona de gloria que no se desvanece. En tales circunstancias nada os
impedirá ser felices para toda la eternidad, teniendo el fundamento de
vuestra esperanza, ese amor de Dios que es desde la eternidad y hasta
la eternidad, y sus promesas y juramento, y su poder omnipotente,
cosas infinitamente más firmes que montañas de metal. Las montañas
se moverán y las colinas serán removidas, aún los cielos se
desvanecerán como humo y la tierra se envejecerá como un vestido, sin
embargo estas cosas nunca serán abolidas.
En tal estado tendréis un fundamento de paz y descanso a través de
todo cambio, y en tiempo de gran alboroto y de calamidad externa
seréis defendidos de toda tormenta y morareis por encima de las
inundaciones, Salmo 32:6-7. Y estaréis en paz con todas las cosas, y
Dios hará que todas las criaturas de todas partes de su dominio tengan
amistad vosotros, Job 5:19-24. No estéis temerosos acerca de lo que
vuestros enemigos puedan haceros, Salmo 3:5-6. Esas cosas que ahora
son las más terribles para vosotros, como son la muerte, el juicio y la
eternidad, serán entonces las más tranquilas, los más dulces y
placenteros objetos de vuestra contemplación. Al menos habrá razones
para que lo sean.
¡Escuchad pues atentamente el amistoso consejo que se os da hoy,
volved vuestros pies al camino de paz, abandonad la insensatez y vivid.
Abandonad aquellas cosas que no son sino el cebo del diablo, y buscad
la excelsa paz y descanso de Jesucristo, la paz de Dios que sobrepasa
todo entendimiento. Gustad y ved, nadie que lo haya intentado ha sido
jamás decepcionado, proverbios 24:13-14. No sólo encontrareis los
consuelos espirituales que Cristo os ofrece en el presente y que son de
una incomparable dulzura, sino que serán para vuestra alma como la luz
del alba que brilla más y más hasta que el día es perfecto, y el
desenlace de todo será vuestra llegada al cielo, esa tierra de descanso,
esas regiones de gozo sin fin donde vuestra paz y felicidad serán
perfectas, sin el más mínimo rastro de preocupación o de aflicción, y
nunca se interrumpirá ni tendrá fin.
76 Fechado, Agosto de 1750.
77 Juan 14:27
78 ibídem (allí mismo)
79 Hebreos 6:18
80 Genesis 15:1 citada libremente.
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