LLAMADO EFICAZ

"Todo lo que el Padre ma da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le hecho fuera" (Jn.6:37)

martes, 17 de agosto de 2010

Cómo acercarse a Dios

Por: R.M. McCheyne

"¿Con qué prevendré a Jehová y adoraré al alto Dios? ¿Vendré a ti con holocaustos, con becerros de un año? ¿Agradarase Jehová con millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma? ¡Oh hombre, él te ha declarado qué sea lo bueno y qué pide de ti Jehová! Solamente hacer juicio y amar misericordia y humillarte para andar con tu Dios." (Miqueas 6: 6-8).

La pregunta de un alma despertada es: ¿Con qué prevendré a Jehová? Un hombre que no ha sido despertado, nunca hace tal pregunta. El hombre natural no desea presentarse delante de Dios, ni adorar al alto Dios. No le gusta pensar en Dios. Disfruta más bien pensando en otras cosas, Pronto olvida lo que se le dice acerca de Dios. El hombre natural no tiene memoria para fijar su atención en las como divinas, porque. su corazón no está inclinado a ellas porque a su corazón no le complacen. No quiere, ni le agrada, acudir a Dios en oración; no hay nada que desprecio más el hombre natural que la oración. Por el contrario, fácilmente dedicará media hora cada mañana a cualquier ejercicio corporal, o a otra cualquier labor, por ardua que sea, antes que presentarse en oración ante Dios. No tiene tampoco deseo alguno de ir delante de Dios ni cuando se le aproxima la hora de la muerte. Sabe que habrá de comparecer ante la presencia de Dios, pero no le causa gozo alguno; le es indiferente. Más bien creerá que se hunde en la nada, que en realidad nunca verá la faz de Dios porque -piensa decididamente- no existe. ¡ Oh, amigos míos! ¿ es ésta vuestra condición? ¡Cuán indudablemente podéis conocer vuestra situación, con cuánta certeza os es dado saber si tenéis "la mente carnal que está en enemistad contra Dios"! Puedo decir a muchos de vosotros: "Tú eres como Faraón; como él preguntas: ¿Quién es el Señor -para que le obedezca?" Dices a Dios: "Apártate de mí, porque no deseo el conocimiento de tus caminos!'. ¡Qué estado tan horrendo es ése: no tener ningún deseo de Dios, que es la fuente de agua de vida!

I. HE AQUÍ LA PENETRANTE PREGUNTA DE TODA ALMA DESPERTADA

1. Un alma despertada comprende que su felicidad principal depende de que vaya a Dios. Ésa era la felicidad de Adán antes de su caída. Se sentía como un niño vigilado cuidadosamente por la amorosa mirada de su Padre. Era la fuente de su felicidad estar en la presencia de Dios, ser amado por Él, ser como una parte integrante de su divino rayo de luz, estar continuamente contenido en el rayo de luz de su amor, sin nube ni velo alguno que estorbase. Ése es el gozo de los santos ángeles, andar en la presencia del Señor y adorar delante del Dios alto. En su presencia se halla la plenitud del gozo. "Los ángeles siempre contemplan la faz de mi Padre". Aun cuando hayan de desplazarse a lejanos mundos en el grato cumplimiento de la voluntad de Dios, sienten que su mirada amorosa se posa sobre ellos constituyendo su diaria y continua felicidad. En esto radica la verdadera felicidad del creyente. Oíd a David (Salmo 42): "Como el ciervo clama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré y pareceré delante de Dios?" No clamaba por los dones de Dios, ni por sus favores y consuelos, sino por Él mismo. El creyente desea vivamente poseer a Dios, e~ en su presencia, experimentar su amor, sentirse íntimamente cerca de Él, notarle a Él más cerca que ningún otro ser viviente aun en medio de una multitud. ¡Ah, queridos hermanos! ¿habéis probado vosotros esta bendición? Da mayor descanso y solaz al alma hallarse en la presencia de Dios una hora, que una eternidad en la presencia del hombre. Estar en su presencia, bajo su amor y su -cuidado, es un cielo, sea el lugar que sea. Dios puede haceros felices en cualquier Circunstancia. Sin Él, nadie ni nada más puede lograrlo.

2. Un alma despertada tropieza con grandes dificultades en el camino. "¿Con qué...?" Hay dos grandes dificultades:

La naturaleza del pecador. - "¿Con qué prevendré ... ?I" Cuando Dios despierta realmente a un alma, le muestra la miseria y corrupción que hay en ella. La examina muy directa y profundamente. Le enseña que toda imaginación y designio e intento de su corazón es de continuo solamente el mal, que cada miembro de su cuerpo está exclusivamente al servicio del pecado, que ha afrentado a Cristo de forma ignominiosa, que ha pecado tanto contra la ley como contra el amor; que, ha mantenido inicuamente cercada la puerta de su corazón cuando Cristo estaba afuera aguardando y llamando pacientemente hasta que su cabeza quedó cubierta con la escarcha de la noche y sus cabellos con el rocío de la mañana (Cantar de los Cantares 5:2).! Oh hermanos, el Dios os ha descubierto lo que solo, oí; extrañará que tales abismos de infierno y pecado hayan estado viviendo y latiendo tanto tiempo en vosotros y que Dios haya tenido tanta paciencia con vosotros hasta hoy! Vuestro clamor en tal caso será: "¿Con qué prevendré a Jehová...?" y habréis llegado a pensar para vuestros adentros: "Aunque todo el mundo pudiese acudir a su presencia, ¿cómo podrá hacerlo yo, miserable de mí?”

La naturaleza de Dios. - "...el alto Dios". Cuando Dios realmente despierta a un alma, generalmente le revela algo de su santidad y majestad. Así lo hizo: con Isaías (Isaías 6): "Ví yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime y sus faldas henchían el templo. Y encima de él estaban serafines; y el uno al otro daba voces diciendo: Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Entonces dije:'¡ Ay de mí, que soy muerto!" Cuando Isaías vio que Dios era tan grande y tan santo, cayó como muerto. Comprendió que no podía permanecer en la presencia de un Dios tan grande. ¡Oh, hermanos 1, ¿habéis descubierto alguna vez la grandeza y santidad de Dios de manera tal que hayáis caído de rodillas a sus pies? Desead que Dios os dé el adquirir tal conocimiento como el que tuvo Job, que le llevó a exclamar : "Antes de oídas te había oído, ahora mis ojos te ven; por tanto, me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza" ¡Ay, que me temo que la mayoría de vosotros nunca conocerán cuáles son sus obligaciones y la necesidad imperiosa de presentarse con algo delante de Dios --como lo siente toda alma que ya aquí ha sido despertada- hasta que culpables y enmudecidos, sin agallas y confusos, seréis presentados ante su gran Trono blanco en el día del juicio!! Oh, que dirijáis vuestra oración y mirada al cielo ahora para que os sea descubierto el Dios hasta hoy desconocido!, para que salga de lo más íntimo de vuestro corazón el clamor del texto. "¿Con qué prevendré al Señor y adoraré al alto Dios?"

3. La ansiedad del alma despertada hace la pregunta: "¿con qué?" ¡Ah, es una pregunta penetrante! Es la pregunta de uno que ha sentido "que una cosa es necesaria". Algo que tuviese que ofreciéndolo a Dios obtuviese la paz con Dios. Si tuviese millares de carneros, o diez mil arroyos de aceite, con agrado los ofrecería. Si la vida de sus hijos, el objeto de mayor cariño aquí en la tierra, fuese lo que se -le pidiese, también los entregaría. Si tuviese mil mundos, todos los daría por alcanzar a Cristo. ¡Ay de vosotros en cuyos corazones nunca habéis sentido la preocupación de tener que encontrar algo "con que preveniros delante del Señor"! ¡Ah, qué locura malgastar el tiempo en bagatelas jugando con ellas intereses eternos! Pobres mariposas, que voláis de flor en flor y no consideráis la oscura eternidad que ante vosotros se cierne. "¡Prepárate para salir al encuentro de tu Dios, oh Israel!" Os estáis apresurando hacia la muerte y el juicio y, con todo, nunca os habéis preguntado: ¿Con qué vestido me cubriré cuando sea llevado ante el gran trono de Dios? Sí tuvieseis que presentaros ante algún monarca terreno, ¿no pensaríais antes "con qué me ataviaré"? Si tuviese que ser juzgados ante algún tribunal del mundo, ¿no es cierto que os procuraríais un abogado? ¿Cómo es que siendo conducidos inevitablemente al tribunal de Dios nunca os habéis preguntado: "¿Con qué me prevendré, cómo apareceré ante Él?" "Si el justo con dificultad se salva, ¿adónde aparecerá el infiel y el pecador?

II. LA RESPUESTA DE PAZ AL ALMA DESPERTADA

¡Oh, hombre, "Él te ha enseñado qué sea lo bueno"! Nada que el hombre pueda presentar ante Dios le podrá justificar. El corazón natural siempre está tratando de traer algo a Dios en virtud de lo cual sea investido de justicia y quede, por tanto, justificado delante de Dios. Nada hay que pueda el hombre hacer, ni sufrir, que pueda serle imputado a justicia para que pueda permanecer delante de Dios. Lágrimas, oraciones, obligaciones religiosas, reformas, devociones, en todo ello el corazón se esforzar para aparecer como justo delante de Dios. Pero toda esta justicia es como trapos de inmundicia. Porque,

1. El corazón se halla sumido en un terrible pozo de corrupción. Toda cosa en que el corazón tiene alguna participación o interés está contaminada y es pecaminosa. Sus mismas lágrimas y oraciones necesitan ser lavadas, así como también sus mismos deseos.

2. Suponiendo que todos los actos de ahora -oraciones, lágrimas, cumplimiento de preceptos religiosos: constituyesen una justicia perfecta, con todo, no podrían justificar el pasado. Responde la tal justicia por el tiempo en que se cumple. Los pecados antiguos, los pecados de la juventud, continuarían no justificados ni perdonados.

¡Oh, queridos hermanos, si Jesús ha sido levantado como Salvador, como justificador, debe hacer con vosotros como el ángel hizo con Josué! Primero ha de haber un despojamiento; después, una investidura. "Quitadle esas vestimentas viles" y "te he hecho vestir de ropas de gala". (Zac. 3:4.) Solamente Jesús puede despojarte de tus inmundas vestiduras, del mismo modo que sólo Él puede ataviarte de ropas de gala.

Cristo es el buen camino. - "Él te ha declarado qué sea lo bueno." "Paráos en los caminos y mirad, y preguntad por las sendas antiguas cuál sea, el buen camino y andad por ellas y hallaréis descanso para vuestras almas." Cristo es el buen camino que conduce al Padre. Primero, porque es el más conveniente, el más adecuado y 'asequible. Cubre ampliamente la necesidad de todo pecador; por cada pecado de los pecadores fue herido el Señor, para toda desnudez hay con qué cubrirla, para cada necesidad hay provisión. No hay temor alguno de que no quiera recibir a los pecadores, porque precisamente vino al mundo con el propósito de salvarlos. No hay tampoco ningún temor de que el Padre no se agrade de nosotros cuando estemos en Él, ya que el Padre no sólo le envió, y cargó sobre É1 nuestra iniquidad y le levantó de los muertos, sino que también le ha puesto y manifestado, y ha hecho centrar los ojos de los hombres en Él habiéndole propuesto como Salvador. "¡oh, hombre, Él te ha mostrado qué sea lo bueno!"

Segundo. Porque Cristo se ofrece voluntariamente. "Y como por la desobediencia de un hombre, Adán, los muchos fueron constituidos pecadores, así por la, obediencia de uno, Cristo, los muchos serán constituidos justos." Por amplio que haya sido el alcance de la maldición de Adán, más aún lo ha sido el ofrecimiento ~ de perdón extendido por Cristo. He aquí las buenas nuevas para el más vil de los pecadores. Podéis quedar tan plena y libremente justificados y perdonados como aquellos que no han caído y pecado de forma tan grave como la vuestra. " ¡Oh, hombre, Él te ha declarado qué sea lo bueno!"

Tercero. Porque así Dios es muy glorificado. Cualquiera otra forma de salvación tiende a glorificar al hombre, pero ésta glorifica a Dios solamente; por esto es buena. El mejor camino es el que glorifica más plenamente al Cordero de Dios Y es éste. El camino de la justicia por Cristo Jesús es bueno porque le da a Él toda la alabanza. ¡A Él sea la gloria! Es una justificación que se obtiene por la fe para que sea por gracia, gratuita. Si. un hombre pudiese justificarse a al mismo, 0 si por sus propios medios pudiese creer y alcanzar la justicia de Cristo por su obra, el tal hombre podría gloriarse a al mismo. Pero cuando un hombre se halla como muerto a los pies de Jesús y Jesús le extiende su blanco y puro manto de justicia aplicándoselo, obrando por pura gracia y misericordia, entonces toda la alabanza ha de ser tributada a Jesús.

¿Has escogido tú el buen camino para ser justificado? Éste es el camino que Dios ha estado señalando desde la fundación del mundo. Ya quería dar a entender que sería así el camino de la salvación y justificación mediante la muerte de una víctima que muriese por el culpable siendo ella inocente cuando indicó a Abel que le ofreciese un cordero, y lo ha hecho a través de todos los sacrificios que ordenó en la ley levítica y lo ha anunciado por medio de todos los profetas. También lo declara al corazón por medio de su Espíritu Santo. ¿Te ha sido revelado a tí? Si es así, si lo conoces, considera pérdida todas las demás cosas por su eminente conocimiento. ¡Oh, qué dulce camino, qué forma tan divina de salvar al pecador! ¡Oh, que lo conociese todo el mundo! ¡Qué pudiésemos contemplarlo más y más! ¡Oh, que a vosotros también os fuese de provecho! "Andad por ellas (por las sendas antiguas) y hallaréis descanso para vuestras almas."

III. LO QUE DIOS REQUIERE DEL JUSTIFICADO

Cuando Jesús sanó al paralítico de Bethesda, le dijo: "He aquí, has sido sanado: no peques más, porque no te suceda algo peor". Cuando perdonó a la mujer adúltera, dijo: "Ni yo te condeno, vete y no peques más". También en nuestro texto de hoy, cuando el Señor ha declarado "qué sea lo bueno", "cuál es el buen camino" añade: "y qué pida de ti el Señor"

1. Dios pide que sus redimidos sean santos. Si vosotros sois hijos, os hará justos y santos.

Primero: Pide de vosotros que obréis con justicia. Que seáis justos en vuestra relación entre los hombres. Éste es uno de sus propios rasgos, ser justo. Él es un Dios justo. "¿Él Juez de toda la tierra no hará lo que es justo?" "Él es mi roca y no hay injusticia en Él". ¿So¡¡; vosotros como Él por Cristo Jesús? Él pide de vosotros que reflejéis la imagen de Jesús. ¿Sois hijos de Dios?, debéis, pues, ser como es Él. ¡Oh, hermanos, sed justos en vuestros negocios y relaciones! Asemejaos a vuestro Dios. Cuidad de no ser deshonestos, vigilad que no engañéis en los negocios. Vigilad que no aumentéis injustamente el precio de vuestras mercancías cuando vendéis y que no las abaratéis injustamente al comprarlas, que alegando falsas o exageradas taras busquéis un abaratamiento injusto. "Es malo, es malo, dice el comprador, pero cuando se ha marchado, entonces se jacta de sí." No seáis así entre vosotros. Dios requiere de vosotros que améis la misericordia. Es ésta la característica más sobresaliente de Jesús. Si vosotros estáis en Cristo, bebed abundantemente de su Espíritu. Dios quiere que seáis misericordiosos. El mundo es egoísta, no es misericordioso. Una madre no convertida no tiene cuidado del alma de su propio hijo. Puede verlo hundido en el infierno, o en caminos de perdición -que para el caso es lo mismo-, y no sentir compasión por ello. ¡Oh, la crueldad infernal del mundo no convertido! "No seáis aprensivos con ellos". "Sed misericordiosos, como vuestro Padre que está en los cielos es misericordioso."

Tercero: Pide también de ti "que te humilles para andar con tu Dios". Cristo dijo: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". Si Dios ha perdonado todos vuestros pecados, rebeliones, reincidencias, pasiones, en modo alguno se abrirán vuestros labios que no sea para alabarle humildemente. Dios pide de vosotros esto, que andéis con Él y que lo hagáis humildemente.

2. Recuerda que éste es el fin, el objeto por el cual Dios te ha justificado. Jesús amó a la Iglesia y se dio a sí mismo por ella para que pudiese santificarla y lavarla para al. Ésta fue su gran finalidad; levantar un pueblo especial para servirle, para ser igual que Él, en este mundo y en la eternidad. Es por ello que dejó el cielo, por eso que padeció y murió, para haceros santos. Si no sois hechos santos, Cristo murió en vano en favor vuestro.

3. Lo que Él pide va acompañado de su gracia para hacerlo. Cristo no es bueno sólo como nuestro camino hacia el Padre, sino que además es también la fuente de agua de vida. Sé fuerte en la gracia que es en Cristo Jesús. Hay suficiente provisión en Cristo para suplir las necesidades de todo su pueblo. Un antiguo pastor decía: Un niño puede re coger muy poca agua del mar con sus dos manos y, del mismo modo, no es mayor la proporción que nosotros podemos obtener de Dios. Hay infinitas e insondables riquezas en Cristo que nunca podremos abarcar.

Sé fuerte en la gracia que es en Él. No te ames a ti mismo y ámale a Él. Ve y dile que, ya que pide de ti todo lo considerado anteriormente, te dé gracia en conformidad a tu necesidad, "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús." Él te ha declarado, te ha mostrado a una que es bueno, el mismo Emmanuel, el hermoso Dios con nosotros; aprende de Él y de Él obtén la vida que no perece, - obtén el agua de vida que ¡saciará tu sed para siempre. Permite que su mano te sostenga en medio de las olas del mar tempestuoso. Permite que en sus hombros te lleve sano y salvo sobre los cardos y espinos de el desierto. Contempla a Cristo tanto para tu justificación como¡ para tu santificación.

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