Con toda la variedad de términos y distinciones en los varios nombres
usados para los diferentes aspectos funcionales del ser no material
del hombre, han surgido de tiempo en tiempo, en la iglesia grupos que
han considerado el alma y el espíritu como entidades sustantivas
distinguibles y separables. La herejía apolinarista del siglo IV A.D. se
basa en esta teoría. El hombre era considerado tricótomo, es decir,
hecho de tres partes distinguibles y separables —cuerpo, alma, y espíritu.
Este punto de vista erróneo de la naturaleza humana se usó como
base para una explicación errónea de la encarnación que dejó la naturaleza
humana de Cristo radicalmente incompleta.
A diferencia de la tricotomía, el punto de vista común de los
teólogos ortodoxos a través de la historia eclesiástica ha sido que el
hombre es dicótomo. Es obvio que su cuerpo se separa de su ser no
material al morir. El hombre no material, una complejidad a la cual
se hace mención por una variedad de nombres funcionales, es sin
embargo una sola entidad sustantiva no material, indivisible.
1. Hebreos 4.12
Tal vez el argumento más importante de los tricotomistas se basa
en Hebreos 4.12: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más
cortante que toda espada de dos filos; y que penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón».
El argumento es que si se puede «partir el alma y el espíritu»
tienen que ser separables y, por lo tanto, distinguibles.
En respuesta debemos notar que este texto no indica una división
o separación del alma del espíritu. Eso habría demandado alguna
preposición tal como metaksu y una fraseología que sugiera «dividido
entre alma y espíritu». En realidad, los objetos del infinitivo «partir
» son una serie de genitivos, cada uno en sí mismo nombrando algo
que se divide. La versión Reina-Valera (1960) dice correctamente
«hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos». Se
dice que la Palabra parte el alma y parte el espíritu por su poder
penetrante, tal como las coyunturas y los tuétanos se parten con la
espada que mata al animal para el sacrificio.
Que no se indica una división entre, sino una división de es evidente
de la última parte del versículo: «Discierne los pensamientos y
las intenciones del corazón». Obviamente, los pensamientos e intenciones
no se pueden considerar como entidades sustantivas separbles. En realidad, las intenciones son un tipo de pensamiento.
La Palabra es discernidora de los pensamientos y de las intenciones.
El significado de Hebreos 4.12 se ve más claramente en el versículo
13: «No hay cosa creada que no sea manifestada en su presencia;
antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de
aquel a quien tenemos que dar cuenta».
Vemos, entonces, que Hebreos 4.12 no da ayuda alguna al punto
de vista tricótomo de que el alma y el espíritu son entidades sustantivas
distinguibles o separables. No son más separables que los pensamientos
y las intenciones.
2. 1 Tesalonicenses 5.23
Después de Hebreos 4.12, los tricotomistas basan su argumento
en 1 Tesalonicenses 5.23: «Y el mismo Dios de paz os santifique por
completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma, y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo».
Los tricotomistas a veces repiten con gran énfasis las palabras de
este texto, «espíritu, y alma, y cuerpo», dando énfasis a la palabra
«y», tal como si fuera prueba irrefutable de que el espíritu y el alma
son entidades sustantivas, separables, y distinguibles. Pero el mismo
argumento nos llevaría a una división cuádruple si uno quisiera citar
Lucas 10.27, «Con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas
tus fuerzas, y con toda tu mente», con el mismo énfasis.
Es sorprendente que en la historia eclesiástica nunca se ha desarrollado
una división cuádruple basada en este dicho de Jesús (Lc 10.27;
cf. Mt 22.37; Mr 12.30). La teología cristiana no se ha tenido que preocupar
nunca por algún partido que sostenga que el «corazón», «mente
», y «entrañable amor» (splangchna) no son sinónimos; y los argumentos
ordinariamente presentados para la tricotomía serían tan acertados
para una distinción sustantiva entre lo que estos tres términos designan
como para una distinción sustantiva entre «alma y espíritu».
La mención del alma y del espíritu en 1 Tesalonicenses 5.23 no
solamente no abunda más en favor de la tricotomía que la enumeración
de corazón y mente y alma y fuerza en Lucas 10.27 hacia una
división cuádruple sino que el contexto en Tesalonicenses apunta en
la dirección opuesta. Las palabras «por completo» y «todo» muestran
que Pablo no estaba pensando en las partes del hombre sino más
bien en los aspectos del hombre como un todo. J.I. Marais, en su
artículo sobre la psicología en International Standard Bible
Encyclopedia, cita a Abraham Kuyper, quien dijo: «El apóstol no
emplea la palabra jolomereis, «en todas vuestra partes», para luego
resumir estas partes en cuerpo, alma y espíritu, sino joloteleis, una
palabra que no se refiere a las partes...»
Marais luego hace este comentario: «[En la Escritura] el hombre
se representa como una unidad y los varios términos empleados para
indicar la unidad en su diversidad de actividades o pasividades no
implican necesariamente existencia de diferentes esencias, o de órganos
separados, por las cuales estas se realizan». Esta es exactamente
la posición que yo recomendaría al estudiante asumir, con la excepción
de que donde Marais habla de «esencias» y «órganos» yo he
usado las palabras «entidades sustantivas».
La nota sobre 1 Tesalonicenses 5.23 en la edición Scofield de la
Biblia dice en parte: «Alma y espíritu se distinguen decididamente en la
sepultura y resurrección del cuerpo. Se siembra un cuerpo animal (soma
psychikon —cuerpo del alma), resucitará cuerpo espiritual (soma
pneumatikon —cuerpo espiritual), 1 Corintios 15.44. Por eso, decir
que no hay diferencia entre el alma y el espíritu es lo mismo que aseverar
que no hay diferencia entre el cuerpo mortal y el cuerpo resucitado».
3. 1 Corintios 15.44
A esto replicaríamos que en primer lugar, el dicotomista no dice
que «no hay diferencia» entre alma y espíritu. Estas palabras no son
sinónimos sino nombres funcionales que difieren uno del otro como
«corazón» y «mente» difieren uno del otro. En segundo lugar, el autor
de esta nota debiera haber recordado que es una doctrina importante
de la fe cristiana que la identidad numérica del cuerpo no se
pierde en el cambio de la naturaleza del cuerpo, ya que el mismo
cuerpo pasa por las experiencias de muerte, corrupción, y resurrección.
Es parte fundamental de nuestro sistema de doctrina cristiana
que el cuerpo de Cristo con que nació, en que vivió su vida en la
carne, en que fue crucificado, es la misma identidad numérica que su
cuerpo resucitado y glorioso, como el que seremos nosotros en nuestra
resurrección (Flp 3.21).
Las palabras soma psychikon, «cuerpo del alma», designan bien
claramente al cuerpo humano como que tiene estos atributos que son
apropiados para la vida de la persona en la carne en este mundo
durante la época presente. De la misma manera, las palabras soma
pneumatikon, «cuerpo espiritual», se refieren al mismo cuerpo, cambiado
tal cual será en la resurrección, y apropiado para la vida de la
persona, asociada con Cristo resucitado en su reino futuro.
4. Delitzsch sobre la tricotomía:
He hecho referencia anteriormente a la gran obra Biblical
Psychology [Sicología bíblica] del profesor Franz Delitzsch. No hay
duda de que fue un erudito de extraordinaria habilidad e influencia y
que su obra contiene una tremenda cantidad de información detallada.
Puesto que los tricotomistas lo citan con frecuencia como una
autoridad en su punto de vista, será bueno examinar algunas de sus
declaraciones para ver cuál en verdad era ese punto de vista. En una
sección titulada «La falsa y la verdadera tricotomía» empieza con la
declaración: «Es inútil decir que la dicotomía o la tricotomía es exclusivamente
la representación bíblica de la constitución de la naturaleza
humana. La Escritura habla en algunos lugares de una manera
definitivamente dicotomista, como por ejemplo Mateo 6.25; Santiago
2.26; 1 Corintios 6.20; (según la lectura del textus receptus), en
otros, de una manera absoluta e innegablemente tricotomista, como 1
Tesalonicenses 5.23; Hebreos 4.12. Porque hay una falsa tricotomía
y en oposición a ella una dicotomía bíblica, y hay una falsa dicotomía
y en oposición a ella una tricotomía bíblica». (p. 103)
En una nota anterior indiqué que Delitzsch no hace distinción de
categorías entre entidades sustantivas y atributos funcionales. Si se reconoce
esta distinción, entonces la cuestión llega a definir claramente.
No conozco a nadie que niegue que el ser no material del hombre tiene
muchos atributos funcionales y estos se pueden llamar por numerosos
nombres. La única tricotomía que es censurable es aquella que mantiene
que hay dos entidades sustantivas en el ser no material del hombre, y
esta tricotomía tiene que ser verdadera o falsa. Cuando Delitzsch habla,
como lo hace en la cita de arriba, no sostiene una tricotomía sustantiva,
ni cualquier clase de tricotomía a la cual se haga objeción aquí. En
realidad, aunque Delitzsch no lo reconoce explícitamente, hay en el fondo
de mucho de lo que él dice un reconocimiento inconsciente de la
verdad del punto de vista dicotomista y la falsedad de la tricotomía que
hemos rechazado. Dice él, por ejemplo: «Según su representación [de la
Escritura], el hombre es la síntesis de dos elementos absolutamente distintos....
El cuerpo no es el precipitado del espíritu ni el espíritu el sublimado
de la materia». (p. 105 ss.)
Que la distinción de Delitzsch entre alma y espíritu es una distinción
de función y no de entidades sustantivas es evidente de esta declaración:
«El alma es el aspecto externo del espíritu, y el espíritu el aspecto
interno del alma; y la parte más interna de la naturaleza del hombre es
su ego, que es distinto del espíritu, alma, y cuerpo». (p. 179) Debe ser
evidente al lector que en esta cita la palabra «distinto» significa distinto
funcionalmente y no distinto sustantivamente, una distinción de
«aspecto», no de sustancia. Nada hay en la obra de Delitzsch que
muestre que la diferencia entre «alma» y «espíritu» sea otra que una
diferencia de nombres funcionales para la misma entidad sustantiva,
el mismo tipo de diferencia que prevalece entre corazón y mente.
5. El hombre no es una trinidad:
Una idea bien establecida en la mente de la mayoría de los
tricotomistas es que el hombre como cuerpo, alma, y espíritu es un
reflejo de la Trinidad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y que esta naturaleza
tricótoma del hombre es lo que constituye la imagen de Dios o
por lo menos es un aspecto de esa imagen.
(1) Se ha mostrado más arriba, que «ciencia, justicia, y santidad,
con dominio sobre las criaturas» o, en otras palabras, la naturaleza
no material del hombre, en sus funciones intelectuales, morales,
y espirituales, y su reinado potencial sobre lo demás de la
creación son, según la Biblia, lo que constituye la imagen de
Dios en el hombre. Se ha mostrado que el cuerpo del hombre no
es en ningún sentido una parte o un aspecto de la imagen de Dios.
(2) Cuando se dice que Cristo, la segunda persona de la Trinidad, es
la imagen del Padre debe ser argumento suficiente para mostrar
que no hay base para la tricotomía en la doctrina de la imagen de
Dios en el hombre. En 2 Corintios 4.4 Pablo hace referencia a
«la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen
de Dios». En Colosenses 1.15 se refiere a Cristo como «la imagen
del Dios invisible». Si pues la segunda Persona de la Trinidad
es en sí misma la imagen de Dios, «el resplandor de su gloria
y la imagen misma de su sustancia» (Heb 1.3), sígase que la
expresión «imagen de Dios» no tiene referencia a su naturaleza
trina, sino que se refiere a su naturaleza personal espiritual. Por
eso, la imagen de Dios en el hombre no es una trinidad, sino que
es la semejanza de la naturaleza personal y espiritual de Dios.
(3) Cualquier tentativa por fabricar una analogía entre las personas
de la Trinidad y la supuesta naturaleza tricótoma del hombre
resultaría en una seria herejía. Según los tricotomistas el espíritu
es muy superior al alma, y el alma y el espíritu son muy superio
res al cuerpo. ¿Cómo entonces podría haber una analogía al Ser
Trino de Dios, cuyas tres personas son «las mismas en sustancia,
iguales en poder y en gloria»? 2 ¿A qué persona de la Trinidad
correspondería el cuerpo, si el Dios Trino en la esencia de Su Ser
pre-encarnado es incorpóreo?
Cualquier tentativa de encontrar la imagen de Dios, desde el punto
de vista tricótomo del hombre tiene pues que llevarnos a absurdas,
contradicciones y serias herejías.
Teología Sistemática J.Oliver Buswell,Jr.
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